La caída de Nadal, lejos de condenar el resto del año y su
carrera,
le obliga a pensar si valió la pena el cambio.
le obliga a pensar si valió la pena el cambio.
Una derrota dura e inesperada, pero tan difícil como
la prueba a la que se enfrentaba. Verdasco su rival se encontraba en un
escenario bastante conocido, ya que ambos reeditaban la semifinal de 2009 del
Australian Open. Cinco sets y más de cinco horas de un duelo que apenas termino
inclinando la balanza, por muy poco (6-7, 6-4, 7-6, 6-7, 6-4) a favor de Nadal.
La batalla y sobretodo el margen quedó grabado en la mente de Verdasco: “La
vi por lo menos 10 veces. Vienen a decirme todo el tiempo lo bueno que estuvo
ese partido de hace siete años. Incluso antes del partido en el hotel me lo
recordaron, ¿no jugué ningún torneo más de allí en más?”, dijo durante la
previa del encuentro de ayer.
Y pese a que el historial de enfrentamientos previos no beneficiaba a
Verdasco (14-2 a favor de Rafa), Fernando se quedó con la victoria en dos de
sus tres últimos enfrentamientos con Nadal uno de ellos justo el año pasado en
esta superficie.
Así el duelo de ayer tenía un sabor a deja-vu, no solo porque se
apreciaba de nuevo el duelo personal de dientes y uñas de Verdasco, sino porque
además, volvió a tener un día de inspiración con grandes golpes y rallies
magníficos en una batalla a cinco sets, casi de 5 horas. Hasta ahora, todo como
aquella semifinal del 2009.
La diferencia sin embargo vino por cuenta de Nadal, en vez de la
estrategia agresividad que anunció que adoptaría, se mostró pasivo cuando más
necesitaba atacar a Verdasco para llevarse el partido en el cuarto set 6-5 y
0/30. Le permitió al rival recuperarse y quedarse con la victoria por 7-6, 4-6, 3-6, 7-6 y 6-2.
Entre la recuperación física y el rescate de la confianza, Nadal quiso
hacer de más, agregó una nueva estrategia a su juego que le costó poner en
práctica. “Yo no he sido lo suficiente agresivo con mi derecha en todo el
partido. Estoy entrenando más dentro de la pista, pero lo que no puedo hacer es
quedarme a medio camino entre lo ofensivo y lo defensivo”, afirmó Rafa.
Los números dejan ver que fue Verdasco quien realmente adoptó de lleno
la agresividad, 90 tiros ganadores y 91 errores no forzados, él arriesgó y
ganó, mientras que Nadal no supo usar la potencia que lo caracteriza para
atacar, Rafa no se atrevió a arriesgar.
Una dura derrota para el número cinco del mundo, e inesperada cuando
justo mostraba signos de mejoría a finales del 2015. Lo cierto es que Grand
Slam seguirán siendo su prueba de fuego ya que sigue pendiente por revertir una
mala racha en los Grand Slam en los que no ha podido pasar de cuartos de final
desde Roland Garros 2014
Adoptar una nueva estrategia de juego cuando recién ha retomado su potencia
física y cuando había logrado asumir de nuevo su confianza, parece agregar una pata
de más, que le costó caro en el primer Grand Slam del año.
"Hoy en Australia no fue mi día. Avancemos. Eso es lo único que
queda.", sentenció Nadal quien deberá avanzar aprendiendo a caminar con esa
pata de más.